Páginas

sábado, 24 de mayo de 2025

Las abuelas y la menopausia

Mi tema favorito es la evolución. La evolución de las especies en los aspectos morfológicos, genéticos y adaptativos y, dentro de las especies, la evolución de los homínidos me parece la más fascinante.

Acostumbro a formular hipótesis de las causas de los procesos que ocurren en el cuerpo humano y en la sociedad desde el punto de vista evolutivo. Se me ocurren desde las explicaciones más infantiles hasta las más razonables científicamente. Después, me gusta investigar acerca del tema y los últimos artículos escritos. Muchas veces algunas de mis hipótesis, por descabelladas que parezcan, ¡coinciden con las de los expertos en ese campo en concreto!

El otro día mantenía una conversación acerca de la menopausia y de sus perjuicios, y de los motivos, aparentemente inexistentes, de este proceso.

¿Por qué ocurre este fenómeno? Se me viene una frase a la cabeza de la película de El Señor de Los Anillos: “Las hojas de Lórien no caen sin razón”. En el caso de la evolución, ocurre lo mismo, no actúa sin motivo, aunque muchas veces trabaja de forma chapucera con lo que tiene. Aquí se me viene la escena de otra película, “Apolo XIII”, aunque en otra entrada explicaré por qué (si me acuerdo).

Hablaba de la menopausia. ¿Por qué las mujeres sufren este episodio tan traumático que les hace perder la fertilidad? Y si la finalidad (biológicamente hablando, por favor) de los seres vivos es perpetuarse mediante la reproducción, ¿por qué la hembra Homo sapiens puede vivir muchos años después de no ser fértil?

En la mayoría de las especies, las hembras pueden tener descendencia hasta su muerte. Sin embargo existe una importante diferencia; las crías del resto de mamíferos pueden valerse por sí mismas (hasta cierto punto) casi desde un primer momento. Perros, caballos, ciervos, tigres… Todos pueden moverse desde que son lanzados a este cruel mundo. Un bebé tardará aproximadamente dos años en caminar, y por cierto que lo hará de forma torpe. Además, se encontrará completamente desvalido, y para asegurar la perpetuación de la especie, alguien debe ocuparse de él.

¿Y si el padre debe ir a cazar y la madre debe recolectar para traer el sustento al hogar? Hoy en día, es muy habitual que ambos progenitores en la familia deban pasar gran parte del tiempo fuera de casa para trabajar. ¿Qué hacemos con los niños? ¿Con quién se quedan?

Es ahí donde entra la figura de la abuela. Debemos pensar que si la abuela tuviera que ocuparse de sus propias crías, no podría hacerse cargo de sus nietos, y en el ser humano esta labor protectora es fundamental.

La evolución decidió otorgar más probabilidades de éxito a nuestra especie inventando un sistema que asegurase una figura protectora sin posibilidades reproductivas, y que pudiese centrar su atención en sus nietos. Inventó la menopausia.

Como curiosidad, diré que no es una estrategia exclusiva del ser humano, las orcas y una especie de delfines también basan su supervivencia en la menopausia y las abuelas. Para ellas también es más beneficioso que las hembras veteranas empleen su energía en apoyar a sus nietos y no en en aumentar la descendencia.

Si interesa el tema, no vendrá mal echar un vistazo a la hipótesis propuesta en 1957 por George C Williams: "La hipótesis de la abuela".

P.S. ¿Y qué ocurre con los machos? ¿Por qué son fértiles durante prácticamente toda su vida? Un buen tema para otra entrada.


miércoles, 21 de mayo de 2025

Minimalismo

¿Alguna vez habéis pasado por el trauma de una mudanza? Probablemente sí, y la mayoría que ha vivido este trance lo recordará con horror. A lo largo de mi vida me he mudado diecisiete veces. En diecisiete ocasiones me he visto obligado a empaquetar todas mis pertenencias, cargar con ellas y terraformizar un nuevo hogar.

Es sorprendente la cantidad de objetos que acumulamos a lo largo de nuestra vida, y más asombroso aún que únicamente les demos uso a un porcentaje muy reducido. Tal vez por este motivo ahora soy lo que se suele etiquetar como un minimalista. Soy tan consciente de lo que poseo que rebasar un cierto umbral de posesiones me provoca ansiedad y malestar.

He llegado al convencimiento de que es, no sólo posible, sino recomendable, subsistir con los recursos necesarios y no mucho más. Se alcanza una paz y una felicidad liberalizadora difícilmente explicable en la sociedad consumista actual.

Ciertamente he adquirido un extraño placer en usar las cosas que realmente necesito hasta que su desgaste o su rotura sin arreglo hacen que sea necesario reemplazarlas. Ya sea ropa (hasta cierto punto, claro, no se trata de salir a la calle como un pordiosero), zapatos, mochilas, relojes… Cada uno tiene su límite, por supuesto, y no tiene por qué ser el mío.

Aún me queda mucho recorrido, aunque creo que voy bien encaminado hacia lo que quiero.

Por ejemplo, hace ya tiempo que me deshice de casi todos mis libros y ahora hago uso de la biblioteca o, a pesar de mi pugna con la tecnología, el libro electrónico; no reproduce la misma sensación de acunar un libro entre tus brazos ni la paz que proporciona la textura del papel impreso, pero he de reconocer que es uno de los mejores inventos de nuestra era.

Bueno, ahora debo irme a zurcir mi camiseta de lana…

jueves, 15 de mayo de 2025

Escribir porque sí

Escribir porque sí es una buena costumbre que abandoné hace tiempo y que trato de recuperar. Consistía en abrir un cuaderno, el que fuera, y comenzar a deslizar el bolígrafo o el lápiz dando rienda suelta a lo que le picaba a uno en ese momento.

En los tiempos que corren esta simple fuga se complica en gran manera. Porque ya no vale escribir para sí. Debes cuidar lo que escribes, por si alguien puede interpretarlo mal, y que sea políticamente correcto, o te buscarás problemas. Y que guste, o no servirá para nada. Porque en las redes sociales, en internet, en el bombardeo continuo de vídeos que abordan tu terminal si se te ocurre buscar un día “¿Cómo escribir?” ya te dicen qué debes escribir, cuántas palabras al día, qué no debes plasmar y tantos constreñimientos que uno acaba por desarrollar fobia al papel, o a la pantalla, en blanco.

Porque también te dicen que puedes vivir de ello, y tú quieres creerlo. Hay una frase de uno de mis autores preferidos, Quevedo, que dice algo así: “El que escribe para comer, ni come, ni escribe”. Cuánta razón. Durante muchos años he dejado de ser un escritor prolífico por ese sueño pesadillesco de vivir de la palabra.

Precisamente ese deseo ha sido el que ha ido destruyendo mi entusiasmo por garabatear unas cuantas líneas al día. Sin objetivo, sin una finalidad clara, sólo por el gusto de hacerlo.

Pienso, salvo algunas contadas excepciones, que los escritores que han alcanzado ese sueño lo han hecho olvidándose de la meta y disfrutando del proceso. Con su sacrificio y su disciplina, por supuesto, pero sin detenerse a pensar en lo que tienen que escribir para gustar al lector. Básicamente es algo parecido a la vida misma. Si te empeñas en vivir de tal forma que guste a los demás, dejas de vivir en absoluto.

Así que, bueno, sirva este blog para desempolvar mi cuaderno de espiral con hojas de cuadros, mi lapicero de franjas amarillas y negras y mi goma de borrar MILAN. Y escribir lo que yo quiera cuando me apetezca. Y si por ventura entretiene o agrada a alguien más que a mí, me daré por muy satisfecho.


lunes, 12 de mayo de 2025

The Wisteria Road

 


Otro tesoro que ha caído en mis manos. Hace un día me enteré de que se acababa de publicar este hermoso manual de reglas con un aspecto irresistiblemente ochentero, a la usanza de los fanzines que circulaban entre esa antaño rara especie que se conocía como jugadores de rol.

Es un juego que hoy en día llaman de escritura de diario, o journaling si empleamos la lengua albionesa. Es un entretenimiento que requiere de cierta introspección y de una suerte de estado de trance inspirador que es fácil alcanzar gracias a las descripciones y encuentros que figuran en su interior.

En la historia encarnas a un escriba que deambula por el camino de Wisteria. El viaje del escriba se teje con los hilos de encuentros inesperados. Y esta es la parte más deliciosa y encantadora del juego, pues los encuentros aparecen bellamente narrados en el manual.

Así que, equipado con dos dados de veinte caras para conocer qué escena aguarda a cada revuelta del camino, un cuaderno y un lápiz para anotar mis periplos por este reino olvidado y una gran dosis de ilusión, me lanzo a esta aventura onírica.

El viaje no está exento de peligros, ya que existen encuentros catalogados como de Horror o de Magia abrumadora que te harán olvidar alguna de las escasas memorias que atesoras. Si pierdes todas, caerás en el olvido y tus andanzas finalizarán para siempre.

En una futura entrada mostraré un par de turnos narrados en mi cuaderno...


sábado, 10 de mayo de 2025

Nómada. Rol en solitario

 


Resulta que hoy tengo otra hazaña que contar. ¿Queréis escucharla, o mejor dicho, leerla? Bien, recientemente he adquirido otro juego de rol para jugarlo en solitario. Se llama Nómada, y he de decir que, independientemente del juego en sí, quedé perdidamente enamorado de la estética de la portada y de la temática.

Hoy era otro de esos días en los que necesitaba evadirme de la realidad, pero ocurría también que la pereza se había aposentado sobre mi hombro como el loro de un capitán pirata. Cuando sucede así, no me apetece demasiado hacer grandes despliegues para mis escapadas fantásticas… Y tampoco dispongo de la energía necesaria para emprender aventuras de largas horas de duración. Así que, tal como se presentaban las cosas, este entretenimiento espacial sería perfecto.

En estas reglas asumes el papel de un explorador galáctico a la búsqueda de planetas habitables donde poder emplazar las grandes naves criogénicas donde el resto de la humanidad duerme. Una catástrofe de esas que ahora están tan de moda ha dejado a la especie humana sin hogar, y una serie de intrépidos navegantes espaciales ha aceptado la responsabilidad de investigar en solitario nuevos sistemas solares para conseguir recursos y encontrar un nuevo comienzo.

Terriblemente evocador a la par que lo suficientemente sosegado para mi ánimo actual. Y… ¿Por qué no? Con la posibilidad de experimentar algún riesgo que me sacase de mi estado de criogénesis mental. En ocasiones necesitamos algún estímulo externo para saltar de nuestro sofá y, con un bombeo repentino de adrenalina, comenzar alguna tarea que conlleve un gasto energético mayor que el de ver crecer las plantas.

Tarea conseguida… En otra entrada, me gustaría prometer (pero no lo haré porque me conozco), describiré mi aventura.


jueves, 8 de mayo de 2025

Navegando con la imaginación por el Mar del Misterio I

 


Hoy he decidido tomarme un respiro y guardar en un cofre bajo llave todos los proyectos y obligaciones autoimpuestas para navegar por los mares de la imaginación. Palabras perfectamente escogidas en este caso, pues he elegido una de las aventuras en solitario de Tunnels & Trolls que atesoro entre mis escasas pertenencias: Sea of Mystery. No podrían haber escogido un nombre más evocador y tentador para la fábrica de ensoñaciones en que se ha convertido mi mente desde hace ya un tiempo.

Dicho y hecho, pero en primer lugar era necesario crear un personaje. Hum... Ayer vi la segunda película de Dune, y he optado por encarnar a uno de los villanos de la historia que me impresionó, tanto a nivel estético como psicológico: ¡Feyd-Rautha Harkonnen!

Las tiradas de atributos no han sido brillantes, pero la diosa fortuna me ha sonreído en una de ellas... ¡Triple seis en Fuerza! Tras divertirme equipando a Rautha para la aventura pasada por agua salada que le aguarda (pobremente, he de decir por la mala tirada en monedas de oro iniciales), me he sumergido con una ilusión infantil entre las letras escritas de este fantástico módulo.

He decidido escaparme de la realidad durante un tiempo limitado, que aunque me merezca este paseo épico aún quedaban cosas por hacer. Veinte minutos de juego bastarán...

Un tercio de hora más tarde... Uahh, ha sido genial. Rautha se ha enrolado en un barco mercante de bonito nombre: "El Hada del Mar". Su capitán buscaba tripulación y Rautha estaba deseando embarcarse para vivir aventuras.

Tras navegar por el Mar del Misterio, "El Hada del Mar" ha sido perseguido, alcanzado y abordado por nada menos que los hombres de El Tiburón Rojo, un corsario sardur. No ha sido posible ofrecer resistencia, aunque estoy seguro de que Rautha podría haberle quitado las ganas de pisar la cubierta de su barco a más de un perro corsario. Finalmente, ha acabado como esclavo remando a las órdenes de un cruel capataz (bendita tirada de fuerza que ha permitido que mi querido alter ego no acabe como comida para tiburones)

Ahh, pero esto no acaba aquí, el compañero de banco de remo de Rautha le ofrece abrir la cerradura de sus cadenas si le ayuda a escapar... La alarma de mi reloj suena, así que continuaré la aventura en otro momento (por supuesto, aceptando la oferta del extraño).

¡Ya estoy deseando volver al Mar del Misterio!

jueves, 1 de mayo de 2025

Cuestión de prioridades

 


Hace tiempo que me ronda una idea: publicar un libro es como lanzar una botella al mar. Ilusión, esfuerzo… y después, muchas veces, silencio. O lo que es peor: promesas vacías.

He tenido la fortuna de publicar algunos libros. Relatos, reflexiones, propuestas útiles que nacen de la experiencia y del deseo de compartir algo que pueda servir o emocionar. Y lo cierto es que, para mi sorpresa y alegría, están encontrando cierto eco. Lentos pero firmes, van llegando lectores… lectores desconocidos, personas a las que no he visto nunca y que, sin embargo, han decidido apoyar lo que escribo sin conocerme de nada.

Y eso es precisamente lo que me lleva a escribir esta reflexión: que muchas veces quienes más cerca están son los que menos reaccionan. Los precios no son descabellados: entre 10 y 12 euros en papel, o incluso 4,99 en Kindle. No más que dos cafés de esos que vienen en vaso gigante con nombre mal escrito. Y, sin embargo, salvo la familia más directa, el apoyo ha sido... digamos que discreto. La típica frase de “en cuanto tenga dinero me lo pillo” se ha convertido en una especie de banda sonora ambiental.

Claro, luego ves a esas mismas personas gastarse 40 euros en una noche de copas, en un escape room o en un cacharro de Aliexpress que probablemente acabará olvidado en un cajón. Y tú piensas: ¿no valgo ni una ronda de cervezas?

No lo digo con rencor (aunque confieso una ceja ligeramente arqueada). Sé que cada uno tiene sus prioridades, sus gustos y su presupuesto. Cada cual se gasta el dinero en lo que quiere, y lo respeto profundamente. Faltaría más. Pero no deja de ser curioso cómo valoramos algunas cosas que duran una noche... y otras, que quizás nos acompañen toda la vida, se dejan para “cuando pueda”.

No espero que todos mis conocidos lean todo lo que escribo. Pero a veces uno agradecería ese pequeño gesto, aunque solo sea por decir: “Eh, lo valoro. Te apoyo.” Como hacemos con los conciertos de amigos, las exposiciones de conocidos o incluso ese primo que vende mermeladas artesanas con nombres impronunciables.

Pero no pasa nada. Uno aprende. Aprende que el verdadero lector muchas veces está fuera del círculo cercano, en alguna parte del mundo, buscando justo ese libro que tú has escrito. Aprende a seguir adelante, a mejorar, a escribir para los que sí despiertan.

Así que gracias a quienes habéis estado ahí. Y a los demás... tranquilos. Cuando tengáis tiempo (y dinero, claro), aquí seguiremos, con tinta fresca y alguna que otra historia bajo el brazo.